Soy escritor, cineasta, fotógrafo y viajero en peregrinación espiritual a quien le robaron su mochila en la plena luz del dÃa mientras tomaba chocho en una esquina del frente del paradero de los colectivos Caraz-Huaraz el 24 de junio recién pasado. Perdà el cinturón de dinero con efectivo y tarjetas bancarias, laptop, el teléfono celular, las medicinas de las plantas, todo desapareció con un rápido movimiento de una mano entrenada.
He vendido mi casa y mi terreno para viajar a la tierra sagrada del Perú, tierra de conocimientos mÃsticos y tradiciones ancestrales sustentadas en la pureza de corazón, en el respeto y reverencia. Me costó más de un centavo recorrer este camino, pero no deseo estar en ningún otro lugar.
No hay muchos paÃses en el mundo donde siento tan bienvenido y aceptado.
Las personas aquà tienen mucho ganas de ayudar y hacer lo mejor que pueden porque las dificultades son comúnmente compartidas. Cuando uno sufre, uno gana compasión y comprensión. En mi experiencia hay más entendimiento en el Perú que tienen en todos los paÃses desarrollados juntos.
He venido aquà para aprender de la gente que vive en las montañas y en la selva cómo vivir en armonÃa con la naturaleza y con los demás, cómo curarse uno mismo y curar a los demás. He invertido mis ahorros en levantar un centro de sanación fuera de Pucallpa con un solo deseo de ayudar a los curanderos a hacer su trabajo porque he recibido los beneficios de la sanación en mi propio cuerpo, alma y espiritu; una persona sana vive en armonÃa y paz. Comparte su alegrÃa y celebra la existencia porque asà se inspira el propio crecimiento espiritual y el bienestar.
Encuentro irónico que me roben mis únicas posesiones en un dÃa soleado y brillante en la vista del público cuando gran parte de mi esfuerzo y trabajo está dedicado a ayudar a los demás de una forma u otra, ya que aquà es donde encuentro mi alegrÃa y feliz. Mi laptop y mi celular son herramientas de trabajo que uso para documentar el proceso de curación de los pacientes, incluido yo mismo, para cantar alabanzas a los curanderos y suyo medicina que cura la epilepsia, la diabetes, el cáncer y las adicciones entre muchas mas condiciones considerados 'incurables'.
Sin mis herramientas no puedo hacer este trabajo, que es 100% voluntario y no remunerado. Además, los dispositivos multimedia que me quitaron contienen imágenes y escritos irreemplazables que tienen mucho valor para las personas que se dedican a la curación de las plantas medicinales y no tienen ningún valor para quien los haya agorado, ya que estas personas no tienen visión ni comprensión de lo que es vivir una vida sana sobre todo. No se conocen a sà mismos, olvidan su verdadero tesoro y su espÃritu único y justifican su violencia siendo pobres.
El último lugar donde buscamos riquezas es dentro de nosotros mismos. Es fácil culpar a un gringo por tu condición desfavorecida e ir a la ciudad comprando en lÃnea con su tarjeta de débito ya que está cargada con efectivo destinado a apoyar el trabajo de la medicina.
Los entiendo; Perú es uno de los paÃses más pobres del mundo, no porque la gente sea indolente o no están dispuesto a trabajar. Trabajan diez veces más que el estadounidense promedio. Las ganancias de su trabajo, sin embargo, son cosechadas por el mundo occidental que ha estado utilizando a Perú como su colonia del esclavos desde que Francisco Pizarro reclamó la tierra de los Incas y toda su gente como dominio del Vaticano. He visto bastantes campesinos pisando caminos en la montaña con sandalias de goma hecho de los llantas de automóviles y calentando sus cosas de tosca piedra sin ventanas con abono de llama, sus techos de paja teñidos por el humo que les hacen llorar. Las chozas de la selva tampoco son palacios reales. En Pucallpa, donde me quedo con mi familia Shipibo, me despierta todas las mañanas al amanecer el ruido de las sierras que salen de la fábrica de aserraderos al lado, donde los niños en edad de escuela primaria martillan cajas de camu-camu destinadas a la exportación. En ocho años no se ha hecho ni una sola mejora de las condiciones de trabajo. El construcción de la fábrica se tambalea al borde del colapso, los trabajadores apenas se ganan la vida y montones de aserrÃn siguen creciendo en la parte trasera, convirtiendo la selva virgen en abono.
EstadÃsticamente, el ingreso promedio de un ciudadano estadounidense equivale a un ingreso de mil peruanos. Sin embargo, no soy un ciudadano estadounidense promedio. Nacà en Rusia. Cocino al fuego y parto leña con un hacha y mastico mi hoja de coca porque es una planta sagrada dada por Dios que provee a mi cuerpo con una lista completa de minerales y regula los niveles de oxÃgeno en la sangre, una planta muy venerada por los Incas. Canto mi gratitud a la Pachamama ya los Cuatro Elementos y piso la tierra suavemente porque ella sostiene la vida y yo soy solo una parte de ella. No tengo intereses creados en explotar al Perú ya su gente y tampoco soy responsable de los actos de los conquistadores y los oligarcas actuales que roban todo su riqueza a los paÃses del tercer mundo.
Yo tampoco soy turista. Uno tiene que entender la diferencia entre un turista y un viajero. Un turista frecuenta hoteles con duchas calientes y comidas servidas, es transportado entre destinos turÃsticos y reserva recorridos con glorietas erigidas con anticipación en lugares de picnic en la naturaleza alpina. Un turista es un proveedor que prueba la atmósfera, pero nunca arriesga la inmersión, nunca profundiza lo suficiente como para mezclarse y convertirse en parte de la cultura. Un viajero, en cambio, lo arriesga todo. Los paseos llenos de agujeros, las puertas cerradas, los cuartos compartidos en albergues baratos, los pies congelados, la lluvia y el viento arrasador y los montes de mosquitos en la jungla calorosa. Un viajero aprende el idioma de la gente, confÃa en su ingenio e inteligencia para moverse por el paÃs que recorre y abre su corazón para recibir las bendiciones.
Un viajero lleva consigo sus posesiones más preciadas, como un caracol con su casa en la espalda. Robas a uno de su casa, ¡¿qué será de un caracol?!
Aparecerá desnudo, sin nada que perder. Aparecerá vulnerable y expuesto. Asà siento yo.
Aparte de todas las pertenencias que habÃa en mi mochila, los dispositivos electrónicos que hacen posible las conexiones a las redes sociales y permiten compartir imágenes y videos, los palos de kambo, aplicadores de rapé, además cigarros de puro tabaco liados a mano, habÃa perdido unos cosas preciosos, en su mayorÃa regaladas a mà y por lo tanto muy valoradas. Perdà mi bolsa de tabaco hecha a mano, aserrada por mi amada pareja y compañera Rachel para mi cumpleaños, decorada con agujas de cashacuchillo que nos visitó en la selva durante una ceremonia de ayahuasca. La bolsa tenÃa dentro una pipa de tabaco, un regalo del maestro Shipibo que ha dietado la pipa para mi. La pipa tiene poderes y soy el único dueño, la otra persona no está autorizada a fumar. No hay reemplazo para tales cosas mágicas, pero la alegrÃa de recibir estos regalos no se puede quitar tan fácilmente; está conmigo y permanecerá guardado en mi corazón siempre.
Cosas pasa por algo, me han dicho maestros. Es cierto, especialmente en el camino de la medicina.
Agradezco a las montañas por las vibraciones curativas y envÃo mi gratitud a la familia de medicina de Maynas-Bardales por su apoyo, sabidurÃa y espiración. Estoy muy agradecido a Rachel por estar ahà en cada paso del camino, en las buenas y en las malas. Me quito el sombrero ante la PolicÃa TurÃstica de Huaraz que negoció las revisiones de las cámaras de seguridad con paciencia y persistencia. Y finalmente, agradezco la experiencia de ser robado, porque me enseñó una gran lección de conocerme a mà mismo.
Lo que se puede quitar no es de verdadera esencia. Solo puedo enviar amor y comprensión a quien me robó, porque esto es lo que elijo cultivar dentro de mÃ. La experiencia, siendo nada menos que una prueba de espÃritu, también me hizo darme cuenta de que no puedo dejar de escribir a pesar de perder todas mis notas tomadas para documentar las experiencias de sanación en el Casa de Sanación Rao Kano Shobo con maestro Cesar Soimetsa, quien merece mucho celebración y reconocimiento por su tremendo y generoso trabajo para salvar vidas y almas.
El cuaderno con mi escritura probablemente ya esté tirado en la basura, lo cual es una gran lástima ya que alguien realmente podrÃa beneficiarse de las transmisiones contenidas en él, de ahà siento la tristeza. Sin embargo, las revelaciones siguen llamando a mi puerta y sus dones son demasiado preciosos para no compartirlos: el verdadero tesoro crece al compartir. Cuanto más lo regalas, más lo tienes. Suena como Alicia en el PaÃs de las Maravillas, y lo es.
He venido a Perú para crecer en entendimiento espiritual y me he puesto al servicio del EspÃritu porque esto me da mucha alegrÃa y bienestar. Mi vida se ha convertido en una verdadera aventura, llena de misterio y sorpresa. Cada prueba en un viaje espiritual es una bendición oculta; Perder mis cosas preciosas me inspiró a escribir esta dedicatoria a nuevas amistades y nuevas conexiones de corazón abierto y reconocimiento común del espÃritu que habita dentro, porque la Creación es de hecho Unido e inseparable. Ya Rachel y yo tenemos la suerte de ser recibidos por la familia de Nelson y Cristian Yauri en el sitio sagrado de WilcahuaÃn; ¡gracias!
ConfÃo en el universo para que nos apoye en nuestro camino y nos da oportunidades para hacer nuestro trabajo y seguir aprendiendo de los maestros en la tierra sagrada del Perú. Deseamos compartir nuestra medicina y canciones con aquellos que buscan sanación y conexión espiritual, y si te sientes inspirado para invertir tu sencillo o un dólar entero en nuestra noble causa y ayudar a Rao Kano Shobo a tener una maloca fuera de Pucallpa para ser capaz de hacer su increÃble trabajo aceptaremos donaciones alegremente. A continuación os dejamos un enlace a la página de Sanadores de Soimetsa para facilitar la aportación que nos llegará:
Amigos no dude en comunicarse... debe haber una razón por la que está leyendo esto, después de todo y tenemos mucha curiosidad por saber qué resultará de todas estas pruebas.
¡Gracias!